La historia de Anzû, el que conoce los cielos, pertenece a la mitología Mesopotámica. También es conocido por el nombre Imdugud. Se trata de una deidad menor de la mitología sumeria, y representa el viento del sur y las nubes de tormenta.
Este dios sumerio está dentro de las leyendas de los Anunnakis, consideradas una de las historias más enigmáticas y apasionantes de toda la humanidad. Y esto es debido a que las teorías apuntan a que estos seres mitológicos provenían del espacio exterior, es decir que eran extraterrestres que llegaron a la Tierra para colonizarla.

He de decir que no está muy claro que fuera un dragón, de hecho muchas veces se cataloga a esta criatura como un dinosaurio por su aspecto y la época en la que vivió. Su aspecto de pájaro gigante con garras, alas poderosas y brillantes, y cabeza de león; unido al hecho de que respirara fuego, le da cierto parecido a uno de estos mitológicos seres.
Las Tablas del destino
La historia de Anzú, se escribió en la Epica de las Tablas del destino. En esa se narra el nacimiento de Anzû en las montañas de Madera, Eheh. Se dice que estaba hecho de roca, tierra, agua y nubes. Su tamaño era comparable al de los templos donde se adoraban a los dioses; y sus alas poderosas y fuertes, eran capaces de provocar huracanes con un solo movimiento.

Así se lo contaron los dioses menores a Enlil, padre de todos los dioses, soberano del viento y uno de los tres dioses creadores de la humanidad, en un encuentro que tuvieron para explicarle lo temible de los poderes de Anzû. En ese encuentro convencieron a Enlil para que se hiciera cargo de este demonio y lo domara para que le fuera fiel.
Su aspecto fiero y atemorizador fue lo que convenció a Enlil para encomendarle la tarea de guardián de la Gran Cámara del palacio. En ella se encontraban Las Tablas del Destino, unas tablas en las que se encontraba escrito el destino del mundo, y eran el más valioso de todos los tesoros del mundo, ya que quien las tuviera poseería el mundo.
Historia de traición de Anzû
El deseo de poder del oscuro Anzû manipuló a Enlil para que confiara en el y poder engañarlo robándole las preciadas Tablas del Destino, un objeto mágico en el que los dioses escribían el destino de las personas.
En ese momento el mundo se paraliza y se sumerge en el caos. Anzû había destruido todo lo que los tres dioses crearon al robar el preciado objeto, y su poder y soberanía se tambaleaba.
Enlil, intenta enviar a varios dioses a las montañas donde Anzû se halla escondido para quitarle las Tablas, pero ninguno se atreve a ir, conocedores como son de que quien posee las Tablas poseen la vida y la muerte. A esto se le une el miedo que el dragón provoca con solo mirarlo, su grandeza y fuerza atemorizan a los dioses, y se niegan a ir a arrebatarle el objeto mágico.

En medio de todo ese revuelo y desesperación aparece Ea, personificación de la creación y de la inteligencia. Este dios propone buscar un héroe puro para derrotar a Anzû, pensando que el dragón solo se podría derrotar con alguien que tuviera esa naturaleza dentro de sí.
Por ese motivo, hace llamar a la diosa Nimha para pedirle que mande a su hijo Ninurta a arrebatarle las Tablas a Anzû. Ninurta es hijo de Enlil y la diosa, y solo alguien con el corazón noble y valentía como la suya sería capaz de vencer al demonio.
Derrota de Anzû el que conoce los cielos
La mitología cuenta como Ninurta consigue derrotar a Anzû en las montañas gracias a la ayuda de Sarur, un martillo volador al que se le confieren ciertos rasgos humanos como el de poder hablar. Ninurta envía a Sarur a pedir consejo a Enlil, de cómo derrotar al demonio.
Con la ayuda de Enlil y la destreza de Ninurta consiguen acabar con Anzû disparándole una flecha entre los pulmones y el corazón. De esta manera es cómo acaba la Épica de las Tablas.

La historia de Anzû, nos cuenta como los sumerios recogieron al dragón malherido y lo cuidaron y mantuvieron oculto después de su derrota con Ninurta. Este ser mitológico era muy querido por sus seguidores que llegaron a construirle un templo para adorarlo y pedirle que los protegiera de los deseos malignos del resto de dioses.
Esta leyenda sumeria se mantiene viva con el paso de los años, y podemos ver al mitológico dragón en juegos, mangas o animes. Un ejemplo más de la importancia de los dragones en la antigüedad y como su leyenda se ha ido transmitiendo con el paso de los siglos.

