La verdadera leyenda de los 4 dragones fue escrita por Liu Hanwei en Zhejiang, China. Es una leyenda que Liu escribió para los niños, para entretenerlos y explicarles el nacimiento de los 4 grandes ríos chinos: el Heilongjian (Dragón Negro); el Huanghe (Dragón Amarillo); el Changjiang (Gran Dragón) y el Zhujiang (Dragón de la Perla).
Si estás interesado en conocer la verdadera leyenda de los 4 dragones, tal y como Liu Hanwei la escribió, aquí la tienes. Lo único que he añadido han sido los subtítulos para hacer más fácil su lectura. También he incluido un vídeo por si lo prefieres.
Indice
Video de La verdadera leyenda de los 4 dragones
Los 4 dragones chinos
«Hace muchos, muchos años, en el principio de los tiempos, no había ríos ni lagos sobre la tierra. Solo había el Mar del Este donde vivían cuatro dragones: el Gran Dragón, enamorado del agua, el Dragón Amarillo, enamorado de la Tierra, el Dragón Negro, el mejor volador, y el Dragón de la Perla, el dueño del fuego.
Un día los cuatro dragones fueron volando desde el mar hasta el cielo, persiguiendo las nubes, cuando de golpe el Dragón de la Perla señaló hacia la tierra. Los otros tres dragones se reunieron a su lado, mirando entre las nubes en la dirección que el compañero señalaba.
Los dragones vieron muchísimas personas haciendo ofrendas extraordinarias y quemando barritas de incienso. Una anciana estaba arrodillada sobre el suelo desértico, con un niño muy delgado entre sus brazos, gritando: “dioses de los cielos, por favor envíen lluvia para que puedan sobrevivir nuestros hijos”.
Los dragones vieron que los campos de arroz estaban secos, los cultivos se habían estropeado y hasta los árboles parecían esqueletos. Se veía que no había llovido en mucho tiempo.
– ¡Mirad qué hambrientas y débiles están estas personas!- dijo el Dragón Amarillo. –Si no llueve pronto morirán.
El emperador de Jade
Los otros dragones asintieron con la cabeza enmudecidos por la escena que estaban contemplando. Entonces el Gran Dragón se puso en pie y sugirió:
– ¿Por qué no le pedimos al Emperador de Jade que llueva?

Los cuatro dragones se elevaron entre las nubes volando hasta el lejano palacio celestial, residencia real del Emperador de Jade. Al todopoderoso monarca no le gustó demasiado la llegada intempestiva de los cuatro dragones y exclamó:
– ¡Cómo osáis interrumpir el trabajo tan importante que llevo entre manos! ¡Tengo que encargarme de todos los asuntos del Cielo y de la Tierra y de todo lo demás! ¡Volveos al mar que es vuestro sitio y comportaos como os corresponde!
– Pero Majestad, ¡los cultivos están secos y las personas se están muriendo de hambre!- dijo el Dragón Negro –Por favor, ¡mandadles lluvia enseguida!
– De acuerdo, volveos al mar, tranquilos que yo mañana mandaré lluvia a esa gente- dijo el rey con ganas de echar otra cabezadita.
– Muchas gracias Emperador de Jade, nos vamos más tranquilos- dijeron al unísono los cuatro dragones.
Así que volando los dragones se fueron felices de vuelta al Mar del Este. Cuando el rey se quedó solo mandó a un grupo de hadas celestiales que le cantara una linda canción y se quedó profundamente dormido.
La bondad de los dragones
Pasaron diez días y los dragones decidieron dar otro paseo por el Cielo a ver cómo estaban aquellas personas en la Tierra. Y se quedaron muy asombrados al ver que todavía no había caído ni una sola gota de lluvia. Los hombres estaban en una situación desesperada y más hambrientos que antes. ¡Tanto era así, que se comían hasta las hierbas y las piedras!
Los cuatro dragones se dieron cuenta enseguida de que el todopoderoso Emperador de Jade solo pensaba en su propio beneficio y no deseaba ayudar a los humanos. Así que pensaron que debían encontrar una solución ellos mismos a este acuciante problema.
Los dragones pensativos se miraron mientras observaban la vaga extensión del Mar del Este. Entonces, el Gran Dragón tuvo una excelente idea:
– ¿Acaso el mar no está lleno de agua? Debemos absorberla toda y esparcirla por el Cielo para que llueva, y así salvaremos a las personas, los cultivos y a los animales.
Los otros dragones estuvieron de acuerdo en llevar a cabo esta idea y empezaron a sobrevolar aquella región vaciando sus barrigas repletas de agua del mar. Después de cien viajes llenando y vaciando sus estómagos, comenzó a llover sobre la Tierra. Las personas que estaban abajo empezaron a gritar sorprendidos y llenos de alegría:
– ¡Llueve! ¡Llueve!
Castigo divino
Entonces, por todas partes, empezaron a brotar pequeños ríos que recorrían los campos de arroz y todos los cultivos. En ese momento, el Emperador de Jade se enfureció mucho y mandó apresar a los cuatro dragones. Cuando los tuvo delante les recriminó:
– ¿Cómo osáis hacer llover sin mi permiso? ¡Es la última vez que me desobedecéis!
Así, el Emperador de Jade llamó al Dios de la Montaña y le pidió que colocara cuatro inmensas montañas encima de los dragones, quedando, de este modo, capturados para siempre.
Sin embargo, a la ninfa Xin Jing, la Emperatriz del Coraje, no le gustó nada el castigo impuesto por el emperador y fue a hablar con él, quien no la temía.
– Tu belleza es incomparable- le dijo para embelesarla.
Pero la ninfa se mostró indiferente ante dichas palabras del emperador y le replicó:
– ¡Tu venganza será tu castigo! Mira bien esas montañas, pues no las volverás a ver así nunca más.
– ¿Qué piensas hacer? No puedes anular mi veredicto.
Era cierto, aunque no podía eliminar el veredicto real, sí que descargó todo su poder sobre las montañas, traspasándole su magia a los dragones, los cuales se convirtieron en cuatro grandes ríos:
- El Heilongjian, al norte, alejado y frio. Dragón negro.
- El Huanghe, en el centro. Dragón amarillo.
- El Changjiang, en el remoto sur. Gran Dragón.
- El Zhujiang, ocupando el sur lejano y tropical. Dragón de la perla.

La verdadera leyenda de los 4 dragones y Occidente
Después de haber leído la verdadera leyenda de los 4 dragones, supongo que te habrás dado cuenta de que tiene cierta similitud con algunas leyendas occidentales.
Nos encontramos ante un cuento que se repite varias veces en diferentes leyendas: un ser benévolo que se apiada del sufrimiento de las personas, y que decide intervenir en su favor. Un rey/dios ocupado en cosas que él considera más relevantes que los humanos. Ese personaje benévolo se salta las normas y decide ayudar a pesar del castigo que sabe que tendrá.
Fue Esquilo en su obra Prometeo encadenado, quien nos contó la leyenda de este benévolo y querido titán. Prometeo robó el fuego al Dios Zeus, que les había sido arrebatado por un engaño que el mismo Prometeo provocó. Zeus condenó a el titán a estar encadenado en una montaña donde un águila le come el hígado continuamente.
No es la única leyenda occidental que usa este símil. Por lo que podemos decir que las leyendas orientales han influenciado mucho en la cultura de occidente, adaptándolas a otra forma de vida y a otra cultura, pero con una base similar.